El cine español obtuvo por primera vez la Palma de Oro del Festival de Cannes, en 1961, hace 50 años, con Viridiana. Un hecho excepcional para celebrar si no fuera por la kafkiana historia, como la define Diego Galán, que acompañó a esta película.
Buñuel rueda su primera película en España tras su exilio, bajo la producción de UNINCI, Gustavo Alatriste y Films 59, y con un guión perfectamente aprobado por la censura de entonces, aunque con un final diferente propuesto por el director general de Cinematografía y Teatro de la época, sin prever que, en manos de Buñuel, ese final resultaría más cínico, divertido y agresivo que el original.
Mientras UniEspaña (Junta del Sindicato Nacional del Espectáculo) dictaminó negativamente para que representará a España en el Festival de Cannes, el director General de Cinematografía y Teatro, José Muñoz Fontán, aceptaba la invitación que le hacía el Festival de Cannes para que Viridiana fuera representante oficial de España.
Juan Antonio Bardem cuenta que todo el material de la película se envió a Paris para los toques finales y los subtítulos y llegó a Cannes el mismo día de su proyección, obteniendo el Premio que fue recogido por el Director General de Cinematografía y Teatro.
Y llegó el escándalo. Tanto éxito irritó notablemente a un crítico de "L'Osservatore Romano" que escribió un artículo calificando a Viridiana de blasfema.
El suceso llegó a las alturas del muy católico gobierno franquista, causando tal temor y revuelo que se destituyó inmediatamente a Muñoz Fontán y se inició una persecución oficial contra Viridiana.
Se inicia un expediente contra UNINCI por exportación ilegal ya que había una copia de la película en Paris. Por otra parte, la administración española intenta inutilizar estos materiales.
Todos estos expedientes son olvidados por la Administración, que toma una decisión tajante: invalidar la autorización de rodaje de Viridiana y declarar a todos los efectos que la película no existe.
A UNINCI se le prohibió rodar cualquier otra película.
Viridiana, que ya se conocía en todo el mundo, seguirá prohibida en España hasta la llegada de la democracia.
Su estreno se produce el mismo día en que se legaliza el Partido Comunista de España: Viernes Santo del año 1977, y se presentó como película mexicana producida por Gustavo Alatriste.
En 1982 el Gobierno democrático español reconocería finalmente la nacionalidad española de la película atendiendo a la histórica reclamación de UNINCI.